Técnicas de fabricación de llantas
Respecto a las técnicas de fabricación empleadas en la fabricación de una llanta, se pueden definir la fabricación por estampación, fabricación mediante forjado y fabricación mediante técnicas de moldeo.
La fabricación por estampación se utiliza básicamente en aleación de acero. Su construcción sellada hace que este tipo de llanta sea muy resistente y de composición consistente. El estampado del metal es un proceso mecánico que utiliza maquinaria de estampación, generando un metal más estable y más fuerte, proporcionando dichas cualidades a la llanta.
La fabricación mediante forjado se utiliza principalmente en aluminio para vehículos de alta gama, empleándose bloques de aleación de aluminio de alta resistencia a la corrosión. Tras un calentado a 400ºC en horno, se procede al forjado mecánico mediante prensas hidráulicas y matrices que pueden superar los 8.000 toneladas. Posteriormente, se efectúa un tratamiento térmico para maximizar las resistencias mecánicas y se procede a realizar la forma definitiva tras un proceso de mecanizado de entre 45 y 90 minutos.
El proceso de forjado de la llanta provoca endurecimiento por acritud, generando tensiones al deformar los granos del metal y aumenta la resistencia ganando ligereza.
La fabricación mediante técnicas de moldeo es la técnica mayoritaria utilizada en aluminio para llantas convencionales y permite la obtención de grandes series de producción y la versatilidad en el cambio de diseños. Además, es adecuada para piezas o componentes de elevada complejidad geométrica, disminuyendo costes de mecanizado.
Las técnicas de moldeo consisten en colar metal fundido en un molde con la geometría de la llanta a fabricar, reproduciendo durante la solidificación la geometría del molde. El proceso parte de lingotes de aluminio de primera fusión con contenido en hierro menor al 0,18% y se emplea generalmente la técnica de moldeo a baja presión.
Tras el proceso de moldeo, las llantas pasan por un análisis de Rayos X con el fin de detectar defectos de solidificación, un tratamiento térmico para aumentar su resistencia y homogeneidad, el proceso de mecanizado y el acabado final, además de una evaluación final de la estabilidad del producto, entre otras fases según cual sea el tipo de vehículo al cual va destinada la llanta.